El fragmento que vamos a analizar pertenece al comienzo de la novela quinta de la jornada séptima de "El Decamerón" de Boccaccio.
Boccaccio es un escritor florentino del siglo XIV que además de esta obra, escribió aparte de "El Decamerón", otras obras como: "El Filostrato", "El Ficolo" y "La Teseida".
La obra está presidida por Dioneo: "el lujurioso", su nombre deriva de Dione, consorto de Zeus con quien tuvo a la Venus Pandemos.
Fiammetta: evoca tanto el fuego de la pasión como los celos encendidos. Es el nombre que Boccaccio había empleado para nombrar a la amada en otras obras suyas.
Por la manera de ser redactado y el contenido de como está redactado, haciendo una valoración del cuento y de lo sucedido podemos ubicarlo casi al final del mismo.
El párrafo introductorio está enunciado por la mujer, utiliza un "verbum dicendi" (dijo).
Gracias al cual se introduce en estilo directo la transcripción literal de todos aquellos pensamientos que la protagonista le va a reprochar al marido.
En la primera línea encontramos un juicio de valor acerca de la calidad moral que cualquier hombre sabio por un inteligente que se piense será facilmente engañado por cualquier mujer lega, si este se dejó guiar por el denomio de los celos. Los celos son descritos como propios de un espíritu maligno (línea 3) que convierte al hombre en tonto, animal y ciego.
De hecho se le compara con un borrego, animal que se caracteriza por su inocencia primiguenia. En la línea 5, comienza una interrogación retórica donde apreciamos el primero de los símbolos a tener en cuenta en este fragmento. La oposición ojos de la cara/ojos de la mente es habitual para reflejar la ceguera mental.
La respuesta a dicha pregunta es contundente, es decir, siempre hay que confiar en aquellas personas a las que amamos. No dejandonos llevar por las apariencias o por los celos infundados. Para realzar su opinión alega que el cura que presuntamente se ha acostado con ella sabe que en realidad es el propio marido.
Por lo tanto, provoca una situación para que él reaccione y deje de actuar de la forma que estaba haciendo.
Desde la línea 10 a las línea 20 enumera la serie de razones que abala su descubrimiento:
a) El cura supuesto es él mismo.
b) La puerta cerrada es innacesible si él se haya dentro.
c) Una puerta resiste si la obra custodia de la misma quiere que resista.
d) La inversión del lenguaje conlleva que a la mujer lo que se le reprocha posiblemente lo devuelva con creces al marido incredulo.
e) Los celos son ciego por antonomasía.
En la línea 20 la protagonista vuelve a incidir para que su marido se comporte de la misma forma que tenía por costumbre, para que los celos infundados no se vuelvan a repetir. Para ello pone un ejemplo acerca de la inutilidad de sus acciones mediante el giro condicional que aparece en la línea 22: "Si tuvieras 100 ojos en vez de dos me daría el gusto de hacer lo que quisiera".
Con ese uso hiperbólico del lenguaje refuerza la idea general de todo el texto. Cualquier hombre al enterarse del secreto de su mujer lo menos que puede hacer es no divulgarlo.
Sirve de conclusión de la historia las últimas cinco líneas: una vez que se ha invertido el orden de la acción, la mujer que en un principio era fiel, ahora tiene dispensa para hacer lo que le de la gana con el beneplácito del marido cornudo consentido que acepta por bueno el engaño cometido. El último símbolo del texto alude a la pareja arriba/abajo. Arriba está el tejado, debajo la puerta de entrada a la casa y sabemos que el símbolo de la puerta en la edad media simboliza la castidad femenina. Evidentemente en las dos últimas líneas se refuerza el cáracter irónico y paródico de Boccaccio.
Dos son las ideas que podemos extraer de esta lectura: por un lado, al igual que el resto de novelas de Boccaccio comprobamos el papel predominandte de la mujer para satisfacer su propia inclinación sexual. No se somete a la mujer normas estrictas, en este caso, unos celos desmesurados. Ya que ella con su inteligencia y astucia conseguirá llevar a buen puerto su intención. Por otro lado; y es también una característica de este autor, el juego de oposiciones, que sigue estando presente. Nos encontramos las siguientes (arriba/abajo: inversión de papeles en la acción, puerta abierta/puerta cerrada: satisfacción del goce sexual una vez convencido el marido.
Rasgos linguísticos del fragmento V
Destacamos 8 características que conviene mencionar en este fragmento:
1) Tradicción folclórica y supersticiones populares: al igual que el cuento 4 este texto también procede de Pedro Alfonso, "Disciplina clericalis". La novedad de Boccaccio es que agranda el mismo y pone personajes ambientados en ciudades cerca de Florencia, en este caso de la ciudad Italiana de Rimini. Se sigue manteniendo el valor del marido rico, la mujer joven y la justificación de un posible triángulo amoroso.
2) Estilo humildisimo y moderado con fuerte componentes de latinismos: está presente a lo largo de todo el texto con el estilo intermedio quiere captar la atención de un determinado receptorio.
3) Abundancia de gerundio y adverbios en -mente para subrayar la finalidad de la acción:
(mirando, línea 7); (buscando, línea 8); (vigilando, línea 9); (discretamente, línea 29); (equivocadamente, línea 11); (astutamente, línea 24). Encontramos cuatro gerundios en el texto en la línea 27 y 29 forman proposición de gerundio con valor temporal. El de la línea 8 "buscando" y el de la línea 9 "vigilando", forman perifrasis de gerundio, en ambos casos tienen un valor durativo referido al presente. Los cinco adverbios que encontramos hacen referencia a obras que exaltan la inteligencia de la mujer.
4) Sintaxis coloquial con anacolutos y oraciones complicadas sintácticamente.
Nos encontramos con varios períodos oracionales completos, Boccaccio suele copiar el estilo ciceroniano en sus textos, es decir, colocar la proposición principal al final de un extenso período oracional. Un ejemplo nos sirve de muestra: desde la línea 20 a las 23, aparte del uso consciental del latín reforzado mediante el uso de la conjunción copulativa y vemos lo siguiente: en la línea 20 nos encontramos dos proposiciones coordinadas copulativas unidas por "y". La segunda de ellas introduce una sub.adv.modal introducida por el nexo "como". La tercera proposición principal va unida tambiémn con la conjunción "y" que introduce a su vez a una sub. sust. CI. De ahí hasta la línea 23 nos encontramos dos sub.adj.especificativas y una protasis condicional introducida por el nexo "si".
Resumiendo a períodos sintáctico de no excesiva dificultad en cuanto al vocabulario si vemos cierta reiteración de ideas.
5) Repeticiones frecuentes con una voluntad de precisión y ritmo. La palabra que con mayor frecuencia se repite es el uso de la "y". La misma idea acerca de los celos y de la inutilidad de controlar las acciones de las mujeres se reitera en varias ocasiones aportando distintos ejemplos.
6) Uso de dialectalismos con función irónica y paródica. La función irónica y paródica la encontramos ya en el fragmento mediante el uso del simil "Un hombre sabio.. como se lleva a un borrego por los cuernos al matadero". La palabra cuernos tiene un valor polisémico, no solo alude a la cornamenta de ciertos animales, sino que en el texto de manera transparente es el calificativo que otorga al marido.
7) Riqueza semántica: de este fragmento hemos extraído el campo asociativo de los celos: acostarse, cuernos, pecado, celos, celoso, ciega, cegar, nublados, amantes, noche, marido, sospechas.
Todos ellos guardan resonancia con el tema nuclear del cuento.
La mujer se echó a reír y dijo:
-Me agrada mucho cuando a un hombre sabio lo lleva una mujer simple como se lleva a un borrego por los cuernos al matadero; aunque tú no eres sabio ni lo fuiste desde aquel momento en que dejaste entrar en el pecho al maligno espíritu de los celos sin saber por qué; y cuanto más tonto y animal eres mi gloria es menor. ¿Crees tú, marido mío, que soy ciega de los ojos de la cara como tú lo eres de los de la mente? Cierto que no; y mirando supe quién fue el cura que me confesó y sé que fuiste tú; pero me propuse darte lo que andabas buscando y te lo di. Pero si hubieses sido sabio como crees, no habrías de aquella manera intentado saber los secretos de tu honrada mujer, y sin sentir vanas sospechas te habrías dado cuenta de que lo que te confesaba era la verdad sin que en ella hubiera nada de pecado. Te dije que amaba a un cura; ¿y no eras tú, a quien equivocadamente amo, cura? Te dije que ninguna puerta de mi casa podía estar cerrada cuando quería acostarse conmigo; ¿y qué puerta te ha resistido alguna vez en tu casa donde allí donde yo estuviera has querido venir? Te dije que el cura se acostaba conmigo todas las noches; ¿y cuándo ha sido que no te acostases conmigo? Y cuantas veces me mandaste a tu monaguillo, tantas sabes, cuantas no estuviste conmigo, te mandé a decir que el cura no había estado. ¿Qué otro desmemoriado sino tú, que por los celos te has dejado cegar, no habría entendido estas cosas? ¡Y te has estado en casa vigilando la puerta y crees que me has convencido de que te has ido fuera a cenar y a dormir! ¡Vuelve en ti ya y hazte hombre como solías ser y no hagas hacer burla de ti a quien conoce tus costumbres como yo, y deja esa severa guarda que haces, que te juro por Dios que si me vinieran ganas de ponerte los cuernos, si tuvieras cien ojos en vez de dos, me daría el gusto de hacer lo que quisiera de guisa, que tú no te enterarías! El desdichado celoso, a quien le parecía haberse enterado muy astutamente del secreto de la mujer, al oír esto se tuvo por burlado; y sin responder nada tuvo a la mujer por sabia y por buena, y cuando tenía que ser celoso se despojó de los celos, así como se los había vestido cuando no tenía necesidad de ellos. Por lo que la discreta mujer, casi con licencia para hacer su gusto, sin hacer venir a su amante por el tejado como los gatos sino por la puerta, discretamente obrando luego, muchas veces se dio con él buenos ratos y alegre vida.
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