miércoles

Petrarca y Dante

Profundizamos en Francesco Petrarca y Dante Alighieri.
Francesco Petrarca.
 Petrarca, poeta y humanista italiano, considerado el primero y más importante de los poetas líricos modernos. Su perfeccionamiento del soneto influyó en poetas posteriores como Garcilaso de la Vega, Quevedo, Shakespeare o Spencer.
 También se le considera el primer gran humanista por su amplio conocimiento de la antigüedad y su restauración del latín clásico.
 Nació en Arezzo de 1304. El Viernes Santo de 1327 vio por primera vez a Laura, la mujer idealizada por el poeta y que inmortalizó en sus poemas.
 Fue nombrado poeta laureado por el senado de Roma en 1341. Su creencia en la cultura clásica y en las doctrinas cristianas le llevó a impulsar el humanismo europeo como síntesis del ideal pagano y del cristiano.
 Entre sus obras destacan: “África”, poema épico sobre el conquistador Escipión, el africano; una serie de biografías de personajes  ilustres; églogas y epístolas en verso; El Dialogo Secretum; El Tratado de vita solitaria, sobre la naturaleza, el estudio y la oración.
 La más famosa de sus obras es la colección de poemas, al principio titulada “Ruinas en vida y muerte de Laura”, que más tarde ampliaría bajo el titulo de “Cancionero”, colección de sonetos y odas inspirados en el amor no correspondido por Laura. También se inspiró en ella para componer “Los Triunfos”, que detallan la elevación del alma desde el amor terrenal a su realización a través de Dios. Su concepto idealizado de mujer pervivió hasta bien entrado el siglo XVI.

El amor en el Cancionero.
 Se ha pensado que Laura era una figura simbólica y no real. Laura es el femenino de Lauro, es decir, laurel, símbolo italiano del premio a la belleza poética creada. También Laura es identificado por “l’aura”, es decir, el aire, elemento vivificador.
  Según Petrarca, Laura era su modelo de virtudes y afirma que él se caracteriza por la
desmesura. Los estilnovistas lo resuelven a través de la Donna Angellicata y Dante ya lo había confirmado a través de Beatriz.
 Petrarca lo consigue a través de la muerte y la beatitud del alma. La tragedia del amor
petrarquesco consiste en la contradicción entre lo sensual y lo espiritual, ubicados en el mismo objeto amoroso pero no solo la fe cristiana alimenta el cancionero, sino que se añade otra dimensión.

 La ciencia médica venía creyendo desde finales del siglo V a. C. que la pasión amorosa era una auténtica enfermedad (el amor tenía dos grandes defectos: la melancólica o la locura). Esta doctrina fue adoptada por el médico romano Galeno y llegó a la Edad Media con el nombre de “Aegritudo amoris”. El amor seguía siendo una enfermedad mental.
 La teoría del “Aegritudo amoris” se enriqueció con las aportaciones de poetas y filósofos. La Iglesia llegó al extremo de considerar que el deseo provocaba desequilibrio mental, ceguera y alejamiento de Dios.
 Y Petrarca temía que esa enfermedad provocara no su muerte física pero si su muerte espiritual.
 El médico árabe Ibn Muhammad al-Dailani fue uno de los primeros en ver que el amor era un impulso cuyo origen estaba en el corazón y las consecuencias: un dolor inquieto, el insomnio, la pasión sin esperanza, la tristeza y el agotamiento mental.
 Otros síntomas son la pérdida del apetito, la tendencia a la soledad, los suspiros, el llanto, etc.
 Todos ellos se encuentran en el “Cancionero”. También encontramos referencias a la teoría magnética de Basilio d’Aneira, según la cual los cuerpos de los amantes son atraídos como el hierro y la calamita (imán), imagen muy difundida en la época. Por lo tanto, el amor o el deseo sería una fuerza poderosa propia de la naturaleza.
 Como conclusión podríamos decir que el “Cancionero” se halla dominado por una tensión entre lo objetivo y lo subjetivo, el orden y lo instintivo, lo apolinio (los restos) y lo dionisiaco (el impulso), la razón y la pasión.

Estructura del Cancionero.
 Comprende dos partes:
a) Primera Parte: el “Cancionero” se abre con el citado soneto en el que Petrarca se arrepiente de como ha sentido un amor que ha causado vanas esperanzas y dolores.
 La primera sección comprende las ruinas (I-IX), se trata de la obra de juventud de Petrarca con influencia del “Dolce stil nuovo”, de la escuela trovadoresca y de Las metamorfosis de Ovidio. Los temas mitológicos alternan con los históricos y los ejemplos de moral humanístico.
 Las quejas a Laura son frecuentes y es famosa la canción XXIII en la que el poeta se convierte alegóricamente en laurel, identificándose así con la amada y sufriendo después otras transformaciones. La naturaleza parece presentarse como camino de salvación y libertad.
 La segunda sección llamada “Mito de Laura” abarca desde la ruina LXXI hasta la LXXXIII. Cantan los ojos de Laura, se alude al retrato de Laura encargado por Petrarca y pintado por Simone Martín y se evoca el mito de Pigmalión. La ruina CXXVI es una joya absoluta del cancionero. Se evoca las aguas del río Sorga, la vegetación primaveral y el aire que corre (la amada).
Domina la idea de lo perecedero, la muerte del poeta que desea morir y ser enterrado en aquellos campos en los que tal vez un día le buscara Laura.
Finalmente la donna angellicata es representada en vuelta en una lluvia de flores y luciendo una belleza milagrosa.
 La tercera sección llamada de “Alabanza y Maravilla” comprende las ruinas CXXX-CXLVIII. Se hace referencia al exilio del poeta que se encuentra alejado de Laura, alternan las quejas de amor, los lamentos del envejecimiento del poeta, los recordatorios de la primera vez que Petrarca vio a Laura...
 La ultima sección de esta primera parte que va desde la ruina CXLIX a la CLXIII es una clara transición a la segunda parte. Destacan los llamados “Sonetos del presentimiento” de la muerte de Laura.
b) Segunda parte: estamos ya en la muerte de Laura y testimonia la crisis espiritual de Petrarca que se siente viejo y cercano a la muerte.
 Abundan los lamentos por la belleza de Laura, deshecha por la muerte; la fugacidad de las cosas del mundo; los recuerdos; etc.
 Hay sonetos en los que pide a Laura que se lo lleve al descanso eterno. Se confiesa cansado de vivir. Confiesa también el error de un amor demasiado humano y pide una buena muerte.
 Otra canción es un acto de adoración a la Virgen y de renuncia a las vanidades del mundo.

Dante Alighieri.
La Divina Comedia.
Concepción filosófica.
La obra tiene un carácter científico, filosófico, teológico e histórico, pero a la vez corresponde a un elevado propósito de alta poesía.
La obra constituye un tratado o “summa” del saber y del sentir cristianos, un profundo relato sobre la experiencia mística pero acorde con los ideales humanistas de su época.
Aparecen hechos y personajes coetáneos con los que dialoga para valorar, comprender el presente y lamentar el pasado.
Dante convoca las fuerzas de fe, de la razón y de la contemplación de una inagotable
imaginación.
La obra juega con el número tres: está escrita en tercetos, se divide en tres partes (a cada parte le corresponde una), está escrita en tres tomos, etc.
A cada parte le corresponde treinta y tres cantos más uno de introducción, en total cien. Sus partes son:
I. El infierno: tono realista y dramático.
II. El purgatorio: tono lírico y conmovido.
III. El paraíso: tono arrebatado, dulce y musical.
Relación con la numerología cristiana y filosófica. Las tres partes siempre terminan con la palabra “estrellas”.


Topografía del infierno.
El infierno aparece como una inmensa fosa cónica, con un gigantesco anfiteatro que se abre en el hemisferio boreal hasta el centro de la Tierra. El eje vertical del infierno une Jerusalén con el centro del globo. Según la concepción aristotélica-ptolomeica la Tierra era una esfera inmóvil en el centro del universo.
Cuando los ángeles se rebelaron, Dios los hizo precipitarse, pero la Tierra retrocedió espantada eondiéndose bajo las aguas. Lucifer ocupó con la cabeza y el busto el fondo del abismo infernal y la parte inferior del cuerpo se prolongó en el hemisferio meridional.
Alrededor del abismo infernal se extiende una vasta llanura separada por el río Aqueronte; en ella se coloca el anteinfierno donde están los ángeles neutrales, los cobardes, los que no obraron ni por el bien ni por el mal.
El anfiteatro infernal está dividido en nueve círculos (anillos) concéntricos que se van estrechando hasta llegar a donde esta Lucifer. A medida que se baja aumenta la gravedad de los pecados.
La jerarquización de los pecados sigue el esquema aristotélico: la continencia, la bestialidad y la malicia.
Los pecadores por incontinencia (los que no han frenado sus instintos) se encuentran entre el segundo y el quinto círculo. El primero corresponde al limbo donde están los niños muertos no bautizados y los hombres que vivieron antes de Cristo y que no pecaron; viven en un noble castillo filósofos, científicos, príncipes, héroes paganos y aquí esta Virgilio.
Los incontinentes ocupan cuatro círculos y están habitados por: los lujuriosos (el segundo), los glotones (el tercero), los avaros (el cuarto) y los iracundos (el quinto).
El sexto círculo está habitado por los herejes. El séptimo por los violentos (bestialidad) y se divide en tres recintos: los violentos contra el prójimo (homicidas y ladrones), los violentos contra sí mismos (suicidas y derrochadores), los violentos contra Dios (blasfemos), los violentos contra Dios y la Naturaleza (sodomitas) y los violentos contra Dios, la Naturaleza y el Arte (los usureros).
El octavo círculo comprende a los fraudulentos (los que engañan) y se divide en diez fosas: seductores, aduladores, simoníacos, barateros, hipócritas, ladrones, malos consejeros, sembradores del escándalo o discordia y falsificadores.
El noveno círculo comprende a los traidores y se divide en cuatro zonas: la primera es la Caina (traidores a familiares), la Antemora (traidores a políticos), Tolomea (traidores a los huéspedes) y la Judea (traidores a la Iglesia y al imperio).
La obra comienza con un sueño y Dante aparece en el escenario nocturno de una selva o bosque salvaje. La selva simboliza la vida pecaminosa y el sueño el estado del alma en pecado mortal.
La bajada de Dante con su guía Virgilio no es en línea recta sino hacia la izquierda, rompiendo el movimiento circular de cada anillo, aunque hay alguna excepción hacia la derecha (en el sexto círculo).

Alegoría y símbolos infernales.
Dante nos dice que el texto debe ser entendido según cuatro sentidos:
I. Sentido literal.
II. Sentido alegórico.
III. Sentido moral
IV. Sentido anagógico o suprasentido: explicación espiritual ordenada hacia la vida eterna.
Los diablos o ángeles rebeldes que aparecen son representados según el mito pagano: Caronte, Cerbero, Minos, Pluto, Flegias, Las Furias, El Minotauro, el Centauro, Caco y Los Gigantes.
Los escritores cristianos pensaban que las potencias del mal habían sido bien entendidas por los clásicos.
En el canto primero cuando Dante está en la selva se encuentra con tres animales: una pantera, un león y una loba. Estas tres fieras simbolizan las inquietudes y los arrepentimientos del poeta, las tres hogueras de los corazones: la soberbia, la envidia y la avaricia, ligadas al género humano desde el origen: la soberbia de Adán, la envidia de la serpiente y la avidez de Eva.
Las tres fieras impiden a Dante el camino hacia una colina iluminada por los rayos del sol pero entonces los vence el Lebrel, un perro de caza que se alimenta de Sabiduría, Virtud y Amor, es decir, lo que expresan las tres personas de la Trinidad. Simboliza la regeneración espiritual de la humanidad y de la Iglesia.

Paolo y Francesca.
Canto quinto del infierno. Se encuentra en el segundo anillo junto a personajes como Semiramis, Dido, Cleopatra, Paris, Aquiles y Helena.
Francesca era hija de un amigo de Dante y Paolo su cuñado. Su amor corresponde a la teoría amorosa del Dolce stil novo.
Un día estaban leyendo juntos pasajes de las novelas artúricas. Entonces se besaron y el marido los asesina (reside en la Caina).

El conde Ugolino.
Aparece en el canto treinta y tres del infierno. Esta en el noveno círculo. Ugolino de noble familia gibelina en Pisa se paso al bando güilfo, tomó el poder en Pisa y ejerció de manera tiránica. Después fue derrotado y junto a sus dos hijos y sus dos nietos fueron encerrados en una torre. Los cinco murieron de hambre.
Ugulino relata Dante que llegó a morderse las manos por la rabia, el hambre y el dolor.

Dite.
El personaje de Dite aparece en el canto treinta y cuatro del infierno. Dite es el demonio.
Virgilio se lo muestra a Dante llamándolo “monarca del  doloroso reino”. Es tremendamente gigantesco, su cabeza tiene tres caras: una delante de color rojo; las otras dos a ambos lados; la derecha amarilla y la izquierda negra.
Tiene alas de murciélago. Suelta babas sanguinolentas por las tres bocas y en cada boca tiene un pecador: en la de delante tiene a Judas Iscariote, en las otras Bruto y Casio. Después sube hasta el río Leteo.

Topografía del purgatorio.
La colocación del purgatorio es antitética a la del infierno. Se trata de una montaña mientras que el infierno es una cavidad subterránea.
Está situado en una gran isla que lo contiene por completo y con forma de cono truncado como una montaña. A los pies está el antepurgatorio. Aquí están las almas de los que esperan ser admitidos y que en vida dejaron el arrepentimiento hasta el final. Se divide en cuatro repechos:
En el primero esperan las almas que murieron en estado de excomunión (Manfreo); en el segundo están las almas de los que fueron perezosos (Belacquia); en el tercero están los pecadores que tuvieron muerte violenta (Pía de Tolomi); el cuarto es un valle florido donde esperan los príncipes negligentes, los que en vida no se preocuparon de la misión política que se les encomendó por voluntad divina.
Dante cae en un sueño y es transportado por Santa Lucía (símbolo de la gracia) ante la puerta del purgatorio, a cuya custodia se encuentra el ángel Custodio que graba en la frente de Dante con la punta de su espada siete “P” (los siete pecados capitales).
El purgatorio tiene siete cornisas: en la primera están los soberbios que cargan con grandes peñascos; en la segunda están los envidiosos que llevan el silicio y tienen los ojos cosidos con un hilo de hierro; en la tercera los iracundos sumergidos en humo profundo como la noche; en la cuarta los acidioses que van siempre corriendo; en la quinta los avaros postrados en tierra atados de pie y manos; en la sexta los glotones enflaquecidos hasta ser solo piel y huesos y en la séptima los lujuriosos envueltos en un mar de fuego.
De pronto Dante llega al paraíso terrenal, cae en un sueño y sueña con una mujer, la joven y bella Lía (símbolo de la vida activa), se despierta y es acompañado por Virgilio a los anillos del río Leteo, al otro lado del cual surge otra hermosa mujer, Matilda, la siguen y se internan en luminosa fioresta, aquí presencian una especie de procesión encabezada por siete candelabros de oro y seguida por veinticuatro ancianos de blanco y cuatro animales en un carro, a la derecha del carro van tres mujeres (una de rojo, otra de verde y otra de blanco); a la izquierda cuatro mujeres de púrpura, detrás del carro van dos viejos y otros cuatro personajes y al final un viejo solo que parece dormido.
La procesión se detiene y aparece Beatriz (y desaparece Virgilio), le dice que para cruzar el río debe expresar su arrepentimiento.
En el infierno las penas son una pero en el purgatorio son dobles: las almas padecen sufrimientos y superan la fase de preparación para el paraíso.
La preparación exige la contemplación de exempla morales. Los soberbios deben contemplar autorrelieves esculpidos sobre la anunciación, el arca, etc. Los envidiosos oyen ejemplos de caridad, pregonados por voces misteriosas.
Los iracundos ven imágenes de mansedumbre. Los perezosos oyen ejemplos de solicitud. Los avaros escuchan a Hugo Capeto que pronuncia ejemplos de pobreza y generosidad. Una misteriosa voz pregona a los glotones  ejemplos de templanza. Y los lujuriosos cantan ejemplos de castidad (la Virginidad de María) o subrayan la gravedad de los pecados (recordando por ejemplo los casos de Sodoma y Gomorra).
En el purgatorio un personaje, Marco Lombardo, le hace una revelación: Dios creó dos instrumentos, el imperio y la Iglesia para evitar el pecado y aspirar a la vida eterna pero los dos están siendo atacados por la maldad pero se le anuncia que el mundo volverá a ser regenerado por él.
Dante deberá apoyarse en otras dos fuerzas: la filosofía y la revelación (Virgilio + Beatriz).

Estructura del Paraíso
El Paraíso tiene también su topografía, está compuesto de nueve cielos y un décimo que es el cielo inmóvil o empíreo.
A cada cielo le corresponde uno de los nueve coros angélicos pero hay otra subdivisión entre los cielos.
Entre los tres primeros (Luna, Mercurio y Venus) hay espíritus que en vida evitaran los instintos utilizando la razón o la templanza; en los tres siguientes (Sol, Marte y Júpiter) habitan espíritus que practicaron la prudencia, fortaleza o justicia; en el séptimo cielo (Saturno) están los espíritus que practican la vida contemplativa y están más cerca de Dios.
I. El primer cielo, Luna: movido por el primer coro de ángeles. Dante y Beatriz llegaron volando desde el paraíso terrenal, allí están los espíritus que en vida faltaron a los votos por culpa de la violencia de otros. Se ven como imágenes reflejadas vagamente por ejemplo la Picarda Donati.
II. El segundo cielo, Mercurio: está movido por el segundo coro de ángeles, el de los Arcángeles. Están los espíritus que actuaron en vida para conquistar fama y honor. Su apariencia es casi nula, apenas un tenue resplandor, por ejemplo Justiniano.
III. El tercer cielo, Venus: movido por tercer coro de ángeles, los Principados. Las almas que estuvieron sujetas al influjo del amor y son luces que dan vueltas: el poeta Follo de Marsella, el príncipe Carlos de Marcel y Raab, la meretriz de Jericó.
IV. El cuarto cielo, Sol: movido por las Potestades. Aquí están los espíritus sabios, danzando en tres coronas: en la primera corona Santo Tomas de Aquino, en la segunda San Buena Aventura, en la tercera, más luminosa, otros sabios que Dante no identifica.
V. El quinto cielo, Marte: movido por las Virtudes. Espíritus que han combatido por la fe, son luces que brillan en forma de cruz, dos rayos blancos. Ejemplo: Carlomagno, Orlando y Cacciaguida.
VI. El sexto cielo, Júpiter: movido por las dominaciones. Están las almas de los justos y piadosos, los que aplicaron la justicia con rectitud y caridad. Ejemplo: David, Trajano y Constantino.
VII. El séptimo cielo, Saturno: movido por los Tronos. Se hallan los espíritus contemplativos, son resplandores colocados en una escalera de oro, que sube tan alto que Dante no alcanza ver el final, pero unos suben, otros están quietos y otros bajan. Ejemplo: San Pedro Damián y San Benito.
VIII. El octavo cielo, el de las Estrellas Fijas. Movido por querubines, aquí le aparecen a Dante el triunfo de Cristo rodeado de Bienaventurados (luces ardentísimas), La Virgen (coronada por la luminosidad), después se le presentan tres apóstoles que le interrogan: San Pedro (la fe), Santiago (la esperanza) y San Juan (la caridad). Dante supera los tres exámenes y se le aparece Adán que le explica la naturaleza del primer pecado.
IX. El noveno cielo, el Primer Móvil o Cielo Cristalino. Movido por los serafines. Dios se le aparece a Dante como un punto de luz excepcional. Beatriz le explica la estructura de las jerarquías celestes y su belleza se le aparece a Dante como superior a la de los ángeles.
X. El décimo cielo, el Empíreo o sede del paraíso celeste. Común morada de los ángeles y los bienaventurados, es una esfera que recubre el primer móvil. A Dante se le aparece un río de luz que después se transforma en anfiteatro, en cuyas gradas están los bienaventurados. Esta forma constituye la rosa sempiterna o cándida rosa. Se le aparece San Bernardo para explicárselo.
A los pies de la Virgen esta Eva, en la tercera fila junto a Beatriz esta Raquel. Más allá están las mujeres hebreas: Sara, Rebeca, Judith y Ruth. Por otra parte están San Francisco, San Juan Bautista, San Agustín...
A la izquierda de la virgen están Adán, San Pedro, Moises, San Juan Evangelista, Santa Ana y Santa Lucia. Para que pueda ver a Dios intercede la Virgen María y Dante tiene una triple visión:
I. Primera visión: la presencia del cosmos en Dios.
II. Segunda visión: la unidad y trinidad de Dios.
III. Tercera visión: la encarnación.
Y aquí termina el sueño de Dante.

1 comentario:

  1. Magnifica recopilación de información. Gracias por la seriedad del trabajo, me sirvió mucho como referente.

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